jueves, 31 de marzo de 2016

Storytelling - También para emprendedores

Comparto este interesante articulo sobre Storytelling, y la importancia de los cuentos en el ambiente empresario.



En cada emprendedor hay un héroe
Por Gisela Galimi, Socia Galimi & Alcón Escritura + Comunicación.

Hablar sobre uno mismo. Ser el héroe de la historia. Contarse. No es tan fácil y sin embargo tampoco debería ser tan difícil. ¿Por qué a los emprendedores les cuesta tanto entonces armar su propio relato? Muy sencillo: porque en el afán de contar lo más sobresaliente,  de soñar un sueño perfecto, se olvidan que las mejores historias son aquellas en las que se ha tenido que salvar un conflicto.

En mi experiencia como asesora de comunicación, muchas veces los emprendedores han venido a contarme su historia para que la plasmara en páginas webs, folletos o estrategias de prensa. En general tratan de contar lo lindo y  hasta de exagerarlo, para parecer más de lo que son. Pero para que una verdadera historia exista. la trama debe estar basada también en alguna dificultad, que vuelva a un simple señor con dinero para poner una empresa en un héroe emprendedor.

¿O acaso no recordamos a Bill Gates por su garaje y a Steve Jobs por no haber tenido dinero para costear la universidad? Nadie pone el acento en el hecho de que vivían en el país más tecnológico del mundo, o que los lugares donde estudiaron les dieron acceso a software. Esas fueron las oportunidades, pero una leyenda se construye a partir del desafío, el cumplimiento de una prueba.
Con un conflicto podemos construir un héroe y con un héroe podemos armar una historia, con la que clientes y empleados pueden empatizar para llegar a confiar y hasta amar nuestra marca.

El hecho no es menor, porque recientes estudios de neurociencia han determinado que cuando escuchamos un relato, nuestra actividad neuronal se intensifica en ciertas zonas del cerebro, tal como si lo hubiésemos vivido realmente. Nos emocionamos, sufrimos, nos compenetramos con lo que le ocurre a los personajes, creando un  vínculo emocional con esa historia.  

La herramienta, como no podía ser de otra manera, tiene nombre en inglés: Storytelling. Y es la nueva habilidad que están requiriendo las empresas a la hora de capacitar a su personal, tanto en las áreas de recursos humanos - para motivar, liderar, incentivar el trabajo en equipo- , como en las de marketing - para contar las bondades del producto. Un caso típico de estos días es el famoso spot continuado en el que Banco Galicia cuenta las aventuras de Marcos y Claudia, personificando desde el humor a sus clientes.

La idea es sencilla: también en el mundo corporativo se determinó que las historias crean vínculos afectivos entre las marcas y los clientes, y que es posible motivar al público mucho más de la mano de un relato que a través de datos objetivos. Al punto que se sabe que las decisiones de compra se toman antes de empezar el acto de la venta, aunque después usan la racionalidad para justificar la elección.

Entonces, y sobre todo cuando una empresa está buscando crecer y diferenciarse, es la historia la que hace la diferencia. Un ejemplo local: ¿A quién no le gustó escuchar que los alfajores Cachafaz tenían un gusto tan parecido a los nuestra infancia, porque se preparaban con una antigua fórmula y una vieja máquina de Havanna que esta tradicional empresa marplatense dejó de usar  después que en los 90 la compró el grupo Exxel?  Si el dato es real o no, es imposible saberlo.

Pero el hecho llama la atención porque además del gusto implacablemente rico de los alfajores,  esta historia les permitió crecer en el rubro a pasos agigantados, de la mano de una generación nostálgica y con una acción de marketing viral que evitó la inversión en publicidad.
El relato funciona especialmente porque aquí, además del héroe había un antihéroe: un otro contra quien competir. Como el Persicco filial de Freddo, que le robara clientes después de haber vendido la empresa oficial, en una suerte de Caín y Abel del siglo XX.


Héroes, conflictos, antihéroes, logros. Somos el relato que nos contamos de nosotros mismos. Los emprendedores argentinos saben de qué estoy hablando. Ahora simplemente hay que animarse a contarlo.